El sondaje de vías lagrimales es una técnica quirúrgica utilizada para permitir que las lágrimas drenen correctamente cuando existe una obstrucción congénita del conducto lagrimal, una condición frecuente en recién nacidos y en los primeros meses de vida.
El sondaje lagrimal está indicado para los casos en los cuales la obstrucción de las vías lagrimales no se resuelven espontáneamente en los primeros meses de la vida. Hasta los seis meses se considera un período apropiado para permitir que la obstrucción se solucione por sí sola.
Se realiza de manera ambulatoria y bajo anestesia general, para evitar que la ansiedad natural del niño perjudique el procedimiento. El sondaje comienza con una dilatación del punto lagrimal. A continuación, se conduce una sonda (delicada varilla metálica) a través de toda la vía lagrimal con el objeto de abrir las membranas que la obstruyen.
El proceso es rápido, tiene una duración aproximada de 20 minutos.
El resultado que se espera conseguir es un correcto drenaje de las lágrimas. Al no quedar “estancada” la secreción lagrimal, desaparece el constante lagrimeo, la secreción purulenta y la inflamación permanente en la superficie del ojo. Los resultados son prácticamente inmediatos.
Antes de realizar un sondaje de vías lagrimales es fundamental realizar una buena evaluación previa por parte de un oftalmólogo/a. Para tal fin, el médico especialista evaluara el saco lagrimal y la retención de la lágrima, la zona palpebral y periocular, y la cantidad de lágrima que queda acumulada en el borde del párpado inferior.
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