Las inyecciones intravítreas de antiangiogéncios son el tratamiento de elección para hacer frente a enfermedades neovasculares de la retina.
El término antiangiogénico (anti-VEGF) se refiere a un agente químico o biológico que inhibe o reduce la formación de nuevos vasos sanguíneos anómalos (de paredes finas y permeables) que se generan a partir de vasos preexistentes por la migración de células endoteliales (angiogénesis).
Estos agentes son anticuerpos monoclonales y le otorgaron el premio nobel a el Dr. argentino Cesar Milstein por su revolución en la terapéutica de un centenar de patologías. Además, Argentina es el primer país en latinoamérica en tener una industria propia de estos agentes.
Los fármacos anti-VEGF Bevacizumab, de nombre comercial Avastin, y Ranibizumab, de nombre comercial Lucentis, son igualmente efectivos para retrasar la pérdida de la visión, según muestran las investigaciones.
El tratamiento con inyecciones intravítreas de antiangiogénicos está indicado para patologías que afectan a la retina como la Degeneración Macular húmeda Relacionada con la Edad (DMRE húmeda), el edema macular diabético, la retinopatía diabética proliferativa, y en casos de oclusión venosa retiniana o neovascularización coroidea.
Se realiza en quirófano, en donde mediante anestesia local tópica en gotas se le quita sensibilidad al ojo. A continuación, y antes de proceder, se desinfecta el ojo y los párpados con una solución antiséptica, luego, el fármaco antiangiogénico es inyectado en el ojo por medio de una aguja muy delgada. El procedimiento es sencillo y suele durar alrededor de 5 a 10 minutos. Generalmente no produce molestias.
La cantidad de inyecciones a aplicar y su frecuencia dependerá de las pautas terapéuticas indicadas por el especialista, según cada caso en particular, en función de la actividad de la enfermedad. El intervalo entre dos dosis aplicadas en el mismo ojo debe ser como mínimo de cuatro semanas.
Siempre es importante tener expectativas realistas para el tratamiento con inyecciones oculares de fármacos antiangiogénicos. El objetivo es evitar la pérdida severa de la visión, y en muchos pacientes, se espera conseguir una mejora en la visión.
El paciente con patología retiniana debe ser necesariamente evaluado por un subespecialista en retina con un examen oftalmológico completo que incluya:
● Fondo de ojo
● OCT (Tomografía de Coherencia Óptica) que, según la patología específica, podrán ser de modo macular, de nervio óptico o recuento de fibras nerviosas
● Angiografía fluorescencia (en algunas ocasiones)
● Lentes de contacto
● La película lagrimal
● Los párpados y el ojo
● Descanso de pantallas
● Ojo seco
● Síndrome de Sjögren
● Irritación ocular y ojos rojos
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