Existen dos tipos bien diferenciados de cirugías refractivas, que se utilizan según la corrección que se desee realizar y las condiciones del paciente, pudiendo incluso en algunos casos ser utilizados en forma combinada:
En todos los casos se trata de cirugías ambulatorias (el paciente se retira de la clínica luego de la intervención), de muy corta duración y totalmente indoloras con anestesia tópica (con gotas).
En todos los casos se trata de cirugías ambulatorias (el paciente se retira de la clínica luego de la intervención), de muy cortaduración y totalmente indoloras con anestesia tópica (con gotas).
Miopía: Se caracteriza por un globo ocular ligeramente más largo de lo normal o una córnea demasiado pronunciada, lo que provoca que los rayos de luz se enfoquen delante de la retina. Esto resulta en visión borrosa a distancia, mientras que los objetos cercanos pueden ser vistos con claridad.
Hipermetropía: En este caso, el globo ocular es más corto de lo normal o la córnea es demasiado plana, lo que hace que la luz se enfoque detrás de la retina en lugar de sobre ella. Esto causa visión borrosa de cerca y, a veces, también de lejos.
Astigmatismo: El astigmatismo ocurre cuando la córnea tiene una curvatura irregular o está aplanada, lo que afecta el enfoque tanto de la visión de cerca como de lejos.
LASIK son las siglas en inglés para Laser-Assisted in Situ Keratomileusis. Explicado en forma simple, esto significa básicamente tres pasos desde el punto de vista técnico: Primero se realiza una lámina tallada en el espesor de la córnea para acceder a su pared interior evitando alterar su superficie. Luego, con el láser, se modifican sus curvaturas remodelando la superficie para obtener la refracción adecuada. Por último se posiciona nuevamente la lámina en su lugar original. La cirugía no requiere puntos de sutura y cicatriza en un lapso de 24 horas. El paciente puede realizar sus actividades habituales al día siguiente de la intervención, dentro de pautas de cuidado mínimas.
Desde 1990, año en que se realizaron las primeras intervenciones, LASIK ha sido una verdadera revolución, fundamentalmente porque se consiguió progresivamente que fuera precisa y repetible, porque es rápida y relativamente poco costosa para el paciente en relación con otras técnicas y porque al no actuar dentro del ojo, se la considera poco invasiva.
Con las lentes intraoculares se pueden corregir todos los defectos refractivos –miopía; hipermetropía; astigmatismo y presbicia–, incluso cuando aparecen combinados. El oftalmólogo especializado es el que indicará el tipo de lente ideal para cada paciente en función de su edad, sus actividades y por sobre todo, de las características oculares y salud general de la persona.
Existen dos grandes grupos de lentes intraoculares para cirugías refractivas:
A su vez, dentro de estos dos grupos, existen diferentes tipos y calidades de lentes, asociadas al tipo de defecto refractivo que se desea corregir y al mismo tiempo a las condiciones y características oculares de cada paciente.
No todas las lentes son aptas para todos los pacientes. La decisión sobre el tipo de lente adecuada y posible para cada paciente, dependerá de un conjunto de factores objetivos que evaluará el oftalmólogo especializado a través de estudios específicos y evaluaciones personalizadas. Como así también depende de aspectos subjetivos sujetos a la elección del paciente. En general, por no tratarse de cirugías urgentes, la decisión de cuándo operarse depende del paciente y sus necesidades y deseos; al mismo tiempo, la edad y algunas condiciones propias de la persona determinarán también el tipo de solución refractiva que recomendará el profesional.
Sí, por supuesto. La cirugía de presbicia con lente intraocular, llamada también lensectomía refractiva, se realiza implantando una lente trifocal o multifocal en reemplazo del cristalino. Ofrece una solución simultánea y permanente para las afecciones más comunes relacionadas con la edad: la presbicia o vista cansada y la catarata. Otra opción es la cirugía refractiva láser – Lasik, mejorando la visión de cerca en un ojo y la visón de lejos en el otro. Esta técnica se conoce con el nombre de Monovisión Avanzada.
La edad mínima para realizar una cirugía refractiva es 18 años, pero se recomienda considerar los 21 años como mínimo en combinación con una graduación estable o sin cambios significativos durante los años previos a la cirugía.
Es una preocupación muy habitual. Desde la incorporación de los sistemas de seguimiento ocular del láser (eye tracker), ese problema ha desaparecido. El láser sigue el movimiento del ojo en todas las dimensiones y actúa independientemente de su posición dentro de un rango de desviación. Si el ojo se descentra por fuera de ese rango, el láser se para.
Las sensaciones generales que se sienten durante la cirugía se pueden resumir en luz, presión y agua.
Luz: El microscopio ilumina el ojo para que el cirujano vea bien todas las estructuras y eso deslumbra.
Presión: Mantener los párpados separados y realizar la lámina corneal produce una presión que es tolerada sin problema en la inmensa mayoría de los casos.
Agua: Cuando irrigamos el ojo con suero, algún paciente nota la sensación de estar buceando en el mar con agua salada, pero muy amortiguada por el efecto de la anestesia que hemos aplicado previamente.
Esta cirugía no está indicada en pacientes embarazadas o en periodo de lactancia, o en aquellos en los que la estructura o estado de su ojo desaconseja la intervención (pacientes con un ángulo estrecho en la cámara frontal del ojo, pacientes con pocas células endoteliales o personas con distrofias u otras patologías corneales). También se suele excluir a personas con otras patologías oculares que afecten a la retina, glaucoma o uveítis.
En el caso de la cirugía refractiva por implante de lente intraocular, lo más común es que primero se opere un ojo y un poco más adelante el otro, por la propia seguridad del paciente. En el caso de la cirugía refractiva láser, se pueden realizar los dos ojos en el mismo acto quirúrgico.
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